viernes, 28 de febrero de 2020

UNGINO. EL OJO VIGILANTE


Ruta corta pero exigente que parte del pueblo ganadero de Madaria, en el municipio de Ayala (Aiara), dentro de la provincia de Álava (Araba). Conoceremos una zona rural preciosa que merece una visita sosegada en la cual disfrutaremos de la tranquilidad que emana. Esta ruta es lineal, pero se pueden realizar rutas circulares algo más largas en las que recorreríamos parte de la sierra de Sálvada ( o Gorobel). Las vistas del valle desde la zona alta de la sierra son sublimes.

He calificado esta ruta como moderada por el desnivel que se supera. Son unos 700 metros de desnivel positivo en un trayecto de poco más de 3 kilómetros. Aunque la subida no tiene mayores complicaciones y es corta, para gente que no esté habituada a subir al monte puede hacerse algo dura.









Si quieres, puedes descargar la ruta en el siguiente enlace: Madaria - Ungino


DESCRIPCIÓN DE LA RUTA


Amanece en Madaria
KM 00: Aparcamos el coche en la parte alta de Madaria, en el barrio Txabarri, junto a una pequeña explotación ganadera. A la izquierda de la estrecha pista asfaltada por la que hemos venido se abre un pequeño apartadero herboso donde estaba la entrada a un caserío ahora en ruinas. Nos metemos ahí.

Nada más salir de nuestro coche nos da la bienvenida un enorme mastín. Se acerca hasta dónde estamos, huele a Gau (es hembra y la deja tranquila…) y marca nuestro coche para que sepamos que éste es su territorio. Es joven y no parece tener ganas de follón. Intenta jugar un poco con Gau, pero ésta, ante el tamaño del que quiere ser su amigo, está un poco intimidada. El GPS marca que estamos a 273 metros... Todavía no se ha calibrado correctamente. Estaremos cerca de los 400 metros sobre el nivel del mar.


Los pimeros rayos de sol enrojecen la sierra
KM 00, 200: Hemos salido de Madaria rumbo Oeste – Noroeste por la única pista que hay. En un primer momento está asfaltada, pero a partir del último baserri, el asfalto se vuelve barro y piedra. A esta altura atravesamos la primera valla. Recordad que siempre que atravesemos vallas hay que cerrarlas para evitar que el ganado se escape. Para eso están. La pista transcurre principalmente entre pinos carrascos.


KM 00, 690: Nos volvemos a encontrar con otra valla, y unos 100 metros más arriba, con otra.  Tras cruzar la segunda valla atravesamos una pista que viene en perpendicular. Es el GR284, el Camino Real de la Sopeña, camino que antiguamente unía el burgalés valle de Mena con la ciudad de Orduña.

Nosotros seguimos rumbo Oeste – Suroeste, rectos, hacia la molde rocosa de Ungino. El sol empieza a salir tras los montes a nuestra izquierda. El espectáculo es grandioso.

El sol comienza a aparecer tímido tras los montes del este


KM 01, 30: Llegamos a una bifurcación. Giramos a nuestra derecha rumbo Norte – Noroeste. La pista se convierte rápidamente en un sendero que continua ascendiendo. Ya no subimos tan directos hacía el Ungino.


Los caballos pastan ajenos a nosotros. Al fondo, el Tologorri
KM 01, 39: Giramos a nuestra izquierda. Hay dos hitos que lo marcan. Hay que estar atentos. El sendero también sigue recto, pero nosotros no tenemos que seguir por ahí.  Estamos en el comienzo de un pequeño bosque, pero girando a la izquierda,  rumbo Sur – Suroeste, vamos a salir de él y vamos a bordear el Ungino por su izquierda ascendiendo por un sendero que va a media ladera de la montaña. Apenas hay árboles. Solo hierba y arbustos. Más a la izquierda podemos contemplar la silueta del cercano Iturrigorri (o Tologorri).


Ojo de Ungino desde abajo
KM 01, 66: A nuestra derecha comenzamos a contemplar el conocido como “ojo” de Ungino, una apertura casi en la cima del monte que lo atraviesa de lado a lado. Sobre la parte más alta de este impresionante monte observamos multitud de aves disfrutando de su vuelo gracias a los fuertes vientos que suele haber en la zona. Toda la sierra de Gorobel (o Sálvada) es el hábitat idóneo para buitres, águilas y otra serie de aves. Continuamos caminado por éste sendero a mitad de ladera. Rumbo Sur.


KM 02, 63: Atravesamos un pequeño torrente que baja de la parte alta de la sierra. En temporada de lluvias se llegan a formar algunos pequeños saltos de agua. Este invierno está siendo totalmente anómalo metereológicamente hablando. Apenas ha llovido, por lo que el fuerte torrente de otros inviernos se ha convertido en un escaso y fino hilo de agua. Nos encontramos a poca distancia del portillo que nos va a permitir cruzar a la parte alta de la sierra.

La niebla se mantiene en las cuencas de los ríos justo por debajo del embalse de Maroño



Ungino y valle de Aiara desde el portillo de Atatxa
KM 02, 83: Portillo de Atatxa. Llegamos a la parte alta de la sierra. Tenemos que cruzarlo y girar a nuestra derecha, rumbo Norte – Noroeste, y seguir rectos. Primero nos tomamos un pequeño respiro para recuperarnos del esfuerzo que ha supuesto este último tramo de ascensión a  través del sendero que bordea  la mole rocosa. Miramos desde el portillo hacia atrás para contemplar por donde hemos subido. La zona es preciosa.










Gau y yo en la cima de Ungino. Según el buzón 1094 metros.

KM 03, 49: Cima del Ungino. 1094 metros. Las vistas son fabulosas. Todavía queda niebla en las cuencas de los ríos. Saco la cámara de fotos y comienzo a disparar para inmortalizar el momento. Cómo disfruto de este momento. Estamos solos en la cima y no veo a nadie alrededor. Gau y yo posamos con nuestro objetivo conseguido. Esta va a ser la primera de las cimas que vamos a presentar para el concurso de los 100 montes que me he propuesto realizar con ella.


Panorámica de parte del valle de Ayala desde la cima de Ungino


Ojo de Ungino. Da vértigo

KM 03, 57: Hemos descendido unos metros desde la cima del Ungino rumbo Suroeste para llegar hasta el “ojo” de Ungino. Hay que extremar la precaución al acercarse al ojo porque un mal paso aquí podr
ía provocar despeñarse varios cientos de metros. Ver el valle a través del ojo es mágico. Aunque también da vértigo. Según bajamos, a nuestra derecha, enfrente de nosotros, contemplamos el Eskutxi. Lo miro con ganas, pero hoy carezco del tiempo necesario para poder hacer la ruta circular que nos llevaría hasta su cima y a la del pico Aro. Otro día será. Continuamos bajando hacía el portillo de Atatxa por esta ladera herbosa.


Gau se quiere quedar en la sierra. Se tumba en el portillo de Atatxa  mientras comienzo a bajar


Mole rocosa de Ungino y su ojo
KM 04, 90: Estoy bajando haciendo fotos del Ungino y contemplando el paisaje que tengo a mi alrededor y no me he dado cuenta que estoy siguiendo un sendero paralelo, diferente al sendero por el que he subido, y que va un tramo más arriba que el correcto. Como hoy hace muy buen día he podido confirmar mi equivocación. Decido bajar recto, unos 30 metros campo a través, hasta enlazar con el sendero que nos llevará de nuevo hacia nuestro lugar de origen.

Hace unos años, un día de mucha niebla, me pase de largo haciendo este descenso un buen tramo... Acabé monte a través y campo a través por una zona algo agreste para volver al sitio de partida después de estar un buen rato desorientado sin saber en que dirección seguir. Estad atentos para evitar problemas.


Los corderos, curiosos, nos vigilan a nuestro paso
KM 06; 05: Volvemos a atravesar el camino de la Sopeña, el GR284.Cada vez que paso por aquí me vuelvo a preguntar a mí mismo a ver cuándo llegará el día en el que recorra este sendero… Algún día…

Continuamos bajando rumbo Norte por la misma pista por la que hemos subido.

KM 06, 92: Llegamos de nuevo al barrio Txabarri de Madaria, lugar de comienzo de nuestra ruta. Cuando hemos llegado estábamos solos. Ahora hay 5 coches más aparcados. Según nos vamos no puedo reprimir el impulso de parar el coche cerca de la iglesia de Madaria para sacar una última foto de este impresionante paraje. Volveremos a vernos.

Iglesia de Madaria. El Ungino tras ella.

Si quieres, puedes descargar la ruta en el siguiente enlace: DESCARGAR RUTA




jueves, 21 de marzo de 2019

LAS DOS CARAS DE ANBOTO

Impresionante ruta que parte del barrio de Arrazola, en Atxondo, para subir por la cara norte de Anboto rodeando la arista de Frailia y su espolón para, a través del corredor Anboto Sakona, acercarse en una dura ascensión hasta la cumbre de Anboto. El descenso lo realizaremos por la otra cara de esta mágica montaña, por la descarnada vertiente sur, realizando una empinada bajada hacia el collado de Zabalandi, acercarnos a las peñas de Andasto y descender por un magnífico hayedo y  por el barranco de Errekaundi hasta regresar, a través de un pinar, al punto de partida en Arrazola.





LUGAR DE SALIDA

- Plaza Elizondo, en Arrazola, Atxondo (48291) (Bizkaia).

Para la próxima entrada intentaré poner las coordenadas GPS del lugar de salida.

DESCRIPCION DE LA RUTA

Anboto y Frailia desde la plaza Elizondo de Arrazola.

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Madre e hija nos observan. Tras ellas el camino.
 
KM 00.  Inicio de ruta. Salimos de la plaza Elizondo de Arrazola, junto a la iglesia de San Miguel. Mientras vamos preparándonos para la ruta de hoy escuchamos las campanas de la iglesia que nos indican que son las 07:30 de la mañana. Emprendemos el camino por la única carretera que asciende, rumbo sur (S). Al de unos metros de salir, a nuestra izquierda, hay una fuente en la que podemos rellenar nuestras cantimploras si las teníamos vacías o saciar nuestra sed (sobre todo a la bajada). Agua fresca y pura. Subimos entre caseríos que aparecen diseminados a lo largo de la carretera. Aparecen los primeros rayos de sol que iluminan las zonas altas de la impresionante mole rocosa de Anboto. Precioso.

·      KM 0,645. Llegamos al baserri Iturritza. Cogemos el desvío de la derecha, rumbo suroeste (SO). Al de unos metros atravesamos una valla. El baserri Iturritza se reconoce fácilmente porque tiene una placa con su nombre en la pared.

·      KM 0,927. Se acaba la pista asfaltada. Tras el último caserío que nos encontramos, el baserri  Atzekoa, giramos a nuestra derecha, rumbo noroeste (NO). En el comienzo es una pista embarrada que rápidamente se convierte en sendero que se adentra entre diferentes tipos de árboles. Vamos a ir caminando cruzando toda la ladera buscando la parte opuesta del espolón de Frailia.


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Por el sendero de la izquierda
KM 1,27. Atravesamos una valla. Nada más atravesarla cogemos el sendero que surge a nuestra izquierda, rumbo oeste (O), en ascensión más pronunciada. Observamos una flecha azul con la punta roja que nos indica el camino a seguir. Obviamos el camino principal que seguiría recto y que nos haría dar bastante más vuelta.

    ·   KM 1,56. Atravesamos otra valla y enlazamos con una pista principal. Continuamos ascendiendo rumbo oeste (O). Unos metros antes de llegar a esta valla cruzamos un pequeño riachuelillo que se forma  junto a una fuente-abrevadero. Desde que cruzamos la valla anterior hasta este punto hay que andar con bastante cuidado para no resbalarse y caer. Menos mal que estamos teniendo un invierno bastante seco, pues la zona está bastante embarrada. Me imagino en época de fuertes lluvias estará esto para dar miedo.

·       KM 1,77. Giramos a nuestra izquierda, rumbo sur-suroeste (S-SO), por una pista que va ascendiendo en zig-zag hacia la mole rocosa. Volvemos a ver la flecha azul con la punta roja que indica nuestro camino. No lo sé a ciencia cierta, pero creo que estas son las marcas de la prueba del kilómetro vertical de Anboto. No en vano vamos a hacer toda la subida por el  trazado de esta prueba. Puedo ya asegurar que la subida está siendo exigente. Y eso que, por lo que he leído, todavía no hemos llegado a lo peor.

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¿Andará por ahí Mari?
 
KM 2,03. Nos volvemos a encontrar con otra valla, la cual vamos a atravesar. Y volvemos a ver la flecha azul que indica nuestro camino. El sendero se adentra, entre pinos, rumbo suroeste (SO), hacia terreno más despejado, hacia la campa de Zabaleta.  Hay varios senderos, que con más o menos vuelta, nos lleva al mismo lugar. El sendero por el que nosotros transitamos se aleja un poco de la base de Frailia para tener una mejor visión de la zona.



·      KM 2,45. Atravesamos la campa de Zabaleta, zona herbosa en la que encontramos numerosas rocas diseminadas que le proporcionan un carácter único. Vemos las ruinas de una txabola. Continuamos rumbo oeste-noroeste (O-NO) alejándonos un poco de la arista de Frailia en busca de un sendero que nos va a subir, de manera algo más fácil, por todo el corredor Anboto sakona. Los hitos nos ayudan, en este mar de rocas, a seguir la dirección correcta. A nuestra derecha, las vistas del valle y sus aldeas son preciosas. De foto.

Las vistas del valle desde la campa de Zabaleta son inmejorables


·         KM 3,01. Seguimos ascendiendo rumbo suroeste (SO). El GPS se ha vuelto un poco loco en esta zona marcando varios movimientos para arriba y para abajo que yo no he hecho. Nosotros seguimos ascendiendo poco a poco por este duro sendero de Anboto sakona. No sé si será debido a la cercanía de los paredones verticales de Frailia o a que Trump ha movido todos sus satélites para observar  atentamente que es lo que pasa en Venezuela, pero el GPS se ha perdido durante unos instantes.

Frailia y Anboto sakona. Sí, es tan empinado como parece...


·         KM 3,37. Paro a beber agua apoyándome en una roca. La cuesta es bastante exigente. Tras de mi suben dos mendizales en pantalón de deporte y camiseta de chachara… ¡¡¡Si a mí me cuesta hasta respirar!!! Nos apartamos para dejarles pasar y bromeo sobre su ritmo endiablado. “Si hoy estamos de pachanga…” me dicen. Pues menos mal… Se están entrenando para el kilometro vertical de Anboto. Pero hoy, tranquilos.

Arrazola desde el comienzo de la cresta de Anboto


   ·     KM 3,58. Llegamos a la cresta de Anboto por su parte baja, entre la arista de Frailia y la cima de Anboto, que ya no se encuentra lejos. Hemos terminado de ascender por el canal. La dureza del corredor Anboto sakona es notable. Las vistas son amplias. Vemos Arrazola, de donde hemos salido. Seguimos por el sendero de la derecha, que sigue ascendiendo por la carta norte, por la sombra, rumbo sur-suroeste (S-S0).

   ·      KM 3,82. Cima del Anboto (1331 metros).  Bonita pero dura ascensión la realizada hoy. Como he leído en algún lado, abrupta, pero practicable. Con mucha lluvia y suelo bastante mojado habría que extremar las precauciones. Hoy no estaba mal del todo y había tramos que costaba superar. Vistas fabulosas. Según llego veo a mi derecha el buzón de Anboto y tras él, al fondo, Gorbea, que aún mantiene algún resto de nieve. Mirando hacia el sur se lleva a ver la sierra de la Demanda… 

Los compañeros de viaje en la cima de Anboto (1.331 metros)


·         Tras el merecido hamaiketako, degustado pegados a unas rocas de la cara sur debido al fuerte viento, comenzamos a descender, rumbo sureste (SE). Vamos a bajar por el otro lado de la montaña, por la cara sur, hacia el collado y campa de Zabalandi. En un primer tramo tenemos que hacer una pequeña destrepada. Precaución. No recomiendo bajar por aquí si el suelo está mojado. Es todo roca y sería muy fácil resbalar, y la pared es bastante vertical… Vamos a empezar a ver marcas rojas o rojas y blancas que indican que seguimos el camino correcto. En este primer tramo se ve el sendero.
Comenzamos a bajar rumbo sureste por este sendero


   ·      KM 4,26. Junto a una cueva que se mete hacia el interior, acercándonos al corte de la cara este, vamos a poder ver el ojo de Ezkilar. A través de él contemplamos el valle de Atxondo y algunos de sus caserios. Impresiona. Sopla bastante viento, así que me mantengo a una distancia prudencial. Gau ni se acerca. La bajada es algo complicada. Andar por este canchal tiene un reflejo directo en mis articulaciones. Seguimos las marcas rojas y blancas para intentar continuar descendiendo por el sitio más amable.


   ·      KM 4,62. Enlazo con un sendero algo más horizontal y herboso. Más cómodo. Tengo la rodilla izquierda hecha polvo. Estas bajadas tan pronunciadas castigan mucho esa rodilla. Igual tengo que hacer una visita al médico para consultarlo. Continuamos rumbo sureste (SE). Dejamos atrás la zona de roca y piedras sueltas.

   ·      KM 4,99. Llegamos a la campa de Zabalandi. ¡Qué alivio! El dolor de la rodilla desaparece como por arte de magia. De frente vemos un refugio y, tras él, la peña rocosa de Iruatxeta o Ipizte. Otro día subiremos a ella, pero ahora nos dirigimos hacia su base, rumbo sur (S)

   ·      KM 5,24. Pasamos junto al refugio de Zabalandi y nos dirigimos por la pista que hay a su izquierda hacia un hayedo muy vistoso, rumbo este-sureste (E-SE) en el que nos vamos a internar.
Ojo de Eskilar
    

··    KM 6,10. Giramos a nuestra izquierda, rumbo norte-noreste (N-NE), cerca de un poste de señales. Momentáneamente salimos del abrigo de las hayas. A nuestra derecha, a unos 45º podemos contemplar el imponente Udalatx, coronado hace unas semanas. A nuestra izquierda la cara sureste de Anboto se muestra infranqueable.

·         KM 6,31. Cogemos una pista herbosa a nuestra derecha. Me encanta caminar por hierba. A nuestra izquierda sigue la pista principal por la que veníamos y con la que volveremos a enlazar en unos cientos de metros

Nos internamos en un fantástico hayedo


    ·      KM 6,51. Cruzamos una valla. Unas marcas blancas y amarillas en cruz señalan que ese no es el camino correcto, pero nosotros queremos acercarnos hasta las peñas de Andasto a hacer un par de fotos. Las vistas con el Udalatx al fondo son fantásticas.

Vista del Udalatx desde las peñas de Andasto


·         KM 6,80. Llego a Andasto Atxa. Hace unas decenas de metros he rodeado la cima de Andasto sin coronarla, pero me han llamado que me esperaban para tomar un par de portes en el pueblo y hay que empezar a bajar más rápido para poder llegar…. Hago un par de fotos. Vuelvo un poco sobre mis pasos, rumbo oeste (O), cogiendo un sendero que nos va a llevar a enlazar de nuevo con la pista por la que estábamos bajando.

·         Km 7,10. Volvemos a enlazar con la pista por la que bajábamos, que se ha convertido en sendero. Rumbo suroeste (SO). Bajamos en zig-zag entre increíbles ejemplares de haya trasmocha.

Caminar entre estas columnas verdes y alfombras marrones es mágico


   ·     Km 7,64. Se acaba el bosque de hayas y comezamos a andar por lo que parecen ser restos de alguna antigua calzada. Rumbo oeste-noroeste (O-NO). Al de unos metros atravesamos un pequeño riachuelo en el que Gau, ya necesitada de agua, se refresca. Es el Errekaundi erreka, junto al cual estaremos descendiendo unos cuantos cientos de metros por su barranco.

   ·     Km 7,88. Cruzamos una valla que tiene unas marcas blancas y amarillas, rumbo norte (N). Al de unos metros tendremos que atravesar el arroyo para continuar por el otro margen, que es por donde continúa el sendero.

Antigua calzada arriera de Errekaundi


·         KM 8,65. Atravesamos otra valla, pero ésta está abierta. Continuamos por la calzada. Hace una decena de metros que hemos abandonado la compañía del arroyo Errekaundi, que le ha ofrecido a Gau refresco y a mi alguna que otra foto. Al de unos metros de atravesar la valla la pista se interna en un importante pinar.

·         KM 8,85. Enlazamos con una pista principal del pinar. Nosotros seguimos descendiendo rumbo noreste (NE) siguiendo las marcas blancas y amarillas. El camino a seguir es obvio. Continuando por esta pista encontraremos, algo más abajo, una borda con la chimenea amarilla bastante llamativa.

·         KM 9,64. Llegamos al barrio de Agerregane. Estamos andando por pista asfaltada. Giramos a nuestra izquierda, rumbo oeste (O), como si nos dirigiéramos de nuevo hacia la mole rocosa de Anboto. Ya podemos observar la iglesia de Arrazola, punto final de nuestra excursión.

De nuevo en Arrazola. De frente, la iglesia de San Miguel


·         KM 9,94. Llegamos de nuevo al desvío del baserri Iturritza. Giramos a nuestra derecha para acercarnos a Arrazola por la carretera por la que ya transitábamos a la mañana. Ya no vemos al ternero que pastaba tranquilamente con su madre. Los vamos a encontrar en otra campa un poco más abajo.

·         KM 10,57. Fin de ruta. Estamos de nuevo en el aparcamiento de la plaza Elizondo de Arrazola. Son las 13:00 horas. Tengo que darme prisa si por lo menos quiero tomarme una cervecita con la familia. Ruta espectacular finalizada.

LA FOTO DEL DÍA

Espectacular panorámica desde la cima de Anboto dirección sur. Lo mejor es disfrutar.











Si quieres descargar la ruta para GPS PINCHAME

jueves, 20 de junio de 2013

CAMINO PRIMITIVO CON PERRO. Etapa 03. De Tineo a Pola de Allande



Sendero asturiano por el que discurre el Camino Primitivo

Ya hemos entrado en la rutina que supone el Camino de Santiago. Comenzamos a cenar todos los días mas o menos a la misma hora. Volvemos al albergue justo cuando ha anochecido, sobre las 10 de la noche, la hora límite para volver a los albergues públicos. Dormimos nuestras ocho horitas y sobre las 6 de la mañana, cuarto de hora antes, cuarto de hora después, nos levantamos. A las mañanas madrugamos bastante para intentar estar a la hora de comer en el destino. Alguna vez, sobre  todo en etapas muy largas, comeremos por el camino. No nos quedará mas remedio. Hemos sopesado bien las cosas y tampoco queremos madrugar demasiado. Si no te pierdes parte del atractivo que tiene esta ruta y que no olvidarás jamás: las vistas.
















DESCRIPCIÓN DE LA ETAPA





Tineo - Pola de Allande (29,64 kilómetros)


  • A las 6 de la mañana suena el despertador. Me levanto rápidamente. No he pasado buena noche. Dormí sobre el colchón con una manta del albergue por encima y ésta tenía inquilinos. Un pequeño grupo de chinches (eso me dijo el suegro por las marcas que me habían dejado) la tomó con mi pie izquierdo y no me dejaron pegar ojo. Todavía me pica todo solo de pensarlo. El albergue de Tineo era barato y nos dejaron dormir en él con la perra, pero en cuanto a limpieza deja bastante que desear. Sobre todo en la habitación aparte en la que nosotros estuvimos.

  • Nos vestimos en un santiamén y salimos del albergue. No queremos molestar a nadie con nuestro ruido. Según vamos a salir nos cruzamos con Ángel y Emilio, los granadinos con los que coincidiremos en casi todo nuestro viaje. Ellos se acaban de levantar y comienzan a prepararse ahora.

  • Inicio de etapa. Kilómetro 0,00. Nos dirigimos hacia la parte central del pueblo. En el camino nos encontramos con un bar que ya ha abierto. Tomamos nuestro respectivos café con leche y vino dulce y seguimos nuestro camino.
 
Fuente de San Juan. Todavía es de noche

  • Poco antes de llegar al segundo kilómetro recorrido desde que salimos del albergue, nos encontramos con una fuente. La fuente de San Juan. Nos estamos dirigiendo a la parte alta del pueblo, continuando con la dirección que traíamos el día anterior. En esta fuente hay una imagen del Santo, algo a lo que nos estamos acostumbrando en estas tierras ganaderas asturianas. Todavía es totalmente de noche. Los frontales alumbran nuestro camino.

  • A medida que avanzamos nos vamos internando en un bosque de hayas. Las vistas de Tineo a medida que avanzamos pueden ser espectaculares, pero nosotros, tanto porque todavía no ha amanecido como por la intensa niebla que nos está acompañando en nuestro caminar, no podemos disfrutarlas. Este es el inconveniente de salir demasiado pronto.

  • Cuando llevamos algo más de 5 kilómetros y medio andados, llegamos al punto más alto de esta subida. El GPS marca 880 metros de altitud. La niebla continúa siendo muy intensa. No logramos ver nada mas allá de los 100 metros. Al llegar arriba nos hemos encontrado con una pista de cemento. Seguimos las marcas que nos indican la dirección a seguir y volvemos a enlazar con una pista que asciende muy lentamente.


Niebla en el alto de Navariego


  • Según empezamos a bajar por una pista de tierra parece que la niebla comienza a disiparse. Llegamos a la carretera que viene de Tineo y caminamos junto a ella unas decenas de metros, antes de que un sendero se adentre de nuevo hacía otro hayedo que se encuentra a nuestra izquierda. Hace un rato que ha amanecido completamente y llevamos recorridos unos 7 kilómetros.
 
Gau nos espera sobre un murito en medio del hayedo. ¡Que colores! ¡Qué contrastes!
  • Andar por hayedos siempre me ha gustado. El sonido de las hojas al pisarlas, el contraste del musgo que aparece en las zonas más húmedas con las hojas marrones que todo lo envuelven me parece mágico. La relajación y la tranquilidad me invaden.
 
Gau y Jose continuan. El monasterio de Obona está hacia el otro lado

  • Poco antes de llegar al kilómetro 9,5 nos encontramos con el desvío que nos acercaría al Monasterio de Obona. El camino no pasa junto a él. Tendríamos que desviarnos algo más de un kilómetro para visitarlo. Todavía es muy pronto y estamos muy frescos como para parar a contemplar el monasterio, así que decidimos seguir hacía el otro lado, por donde discurre el camino.

  • Poco después del kilómetro 11 nos encontramos con la pequeña aldea de Villaluz, donde podemos observar una fuente-lavadero. Al de unos metros torcemos a la derecha y continuamos por carretera,  y a través de su asfalto y su casi inexistente tráfico iremos atravesando diferentes aldeas (Vega del Rey, Berrugoso…) durante un par de kilómetros. El camino se vuelve un poco tedioso. No nos gusta caminar por asfalto. Es incómodo y aburrido. Aunque de vez en cuando las campas que se situan en los arcenes de estas te sorprenden con unos paisajes espectaculares.

  • El kilómetro 14 ya lo hemos superado, y el hambre empieza a hacerse notar. Llegamos a Campiello y lo primero que hacemos es dirigirnos a Casa Ricardo. Pedimos un par de bocatas y un par de botellines de cerveza. El sol empieza a lucir con fuerza, aunque en las zonas de sombra todavía se nota algo del frescor de la noche. Retomamos fuerzas en una terracita que tiene al otro lado de la carretera. Siempre que vemos la posibilidad, evitamos entrar con Gau en establecimientos públicos, aunque si no nos queda más opción pedimos permiso para entrar. No siempre te lo van a dar, así que en estos casos, tendremos que ser humildes y aceptarlo sin ningún tipo de resentimiento. A todo el mundo no le gustan los animales.
 
Paisaje que nos encontramos camino de Campiello

  • Continuamos nuestro camino y al de poco tiempo nos encontramos con un hombre que nos dice que es el hospitalero de Borres (creemos que es portugués. No le llegamos a entender bien del todo), y que si queremos pernoctar en el albergue hay sitio de sobra para nosotros y para el perro. Declinamos su ofrecimiento con amabilidad. Sólo llevamos unos 15 kilómetros recorridos y nuestra intención es hacer el doble.

  • Llegamos a Borres. Los camiones y los tractores trabajan a pleno rendimiento. Para ser una aldea tan pequeña nos encontramos con mucho movimiento. Seguramente el resto del día no se volvió a mover ni una mosca. Después de atravesar el pueblo de Borres haciendo caso a las flechas amarillas y a las baldosas con la vieira, volvemos a tomar una pista de tierra. Justo antes de cogerla, a nuestra izquierda, poco después de pasar la última casa del pueblo, hay una fuente. Si el agua empieza a escasear, es un buen momento para rellenar las cantimploras.
 
Mojón que señala la variante de hospitales

  • Al final de esta casi recta pista, nos vamos a encontrar con el desvío hacia hospitales. Aquí tendremos que decidir por donde seguir. La variante de hospitales está catalogada como una de las etapas más bonitas de todo el camino de Santiago. Son más de 15 inhóspitos y solitarios kilómetros, donde la dureza y la belleza caminan cogidos de la mano. A Jose no le convence demasiado el hecho de tener que subir una cuesta bastante dura y alargar la etapa, así que decidimos continuar por  el camino que sigue el 90 % de los peregrinos. Yo la verdad es que me quedo con las ganas. Otra vez será. Aunque sea vendré solo a realizar esta etapa para no quedarme con las ganas de haberla conocido.

  • Seguimos nuestro camino entre prados y caseríos. Los sube y baja son constantes. Sobre el kilómetro 21, justo en una marquesina de la parada de autobús paro un momento. Detrás de esta un riachuelo baja desde el monte. El calor ya empieza a resultar bastante molesto. Me quito la mochila y me acerco hasta la corriente de agua para refrescarme. Hago lo mismo con Gau. No me voy a volver a llevar otro susto por no refrescarla lo suficiente.
 
En un arroyo refresco a mi fiel compañera. El calor empieza a ser insoportable

  • Sobre el kilómetro 22 nos encontramos con una manada de vacas desatadas. Bajan por la carretera y el aldeano va tras ellas en bici. Todavía están algo lejos, pero nos apartamos por si acaso. Antes de que lleguen hasta nosotros el aldeano consigue pasarlas y meterlas hacia un sendero que hay en un lado de la carretera. Nosotros tenemos que seguir por ahí, así que esperamos un poco. En este tramo, la pista de tierra hace una especie de circunvalación y pasa por debajo de la carretera. Hay que estar atento para no seguir por la carretera, aunque tampoco pasaría nada, ya que más adelante, carretera y pista vuelven a unirse.
 
Los caballos nos observan curiosos

  • Llevamos 24 kilómetros recorridos. Estamos en Porciles. Unos metros atrás se encuentra el alto de Porciles (772 metros de altitud). Estamos sudando abundantemente. Junto a la carretera hay una especie de bar con una miniterraza. Paramos a tomar un refrigerio. ¡Qué bien entra una jarrita de cerveza con Kas de limón! Cuando estamos a punto de marchar llegan los granadinos, que también deciden para a refrescarse. Charlamos brevemente con ellos antes de continuar con nuestro camino. Les dejamos masajeandose un poco los pies. Parece que llevamos un ritmo muy parecido.

  • Al de unos metros del bar Jose me indica que es hacia la izquierda, realizando un giro de 90 º por un sendero no muy marcado que pasa junto a una ermita. Lo pongo en duda, pero me confirma que si, que acaba de ver una señal que lo indicaba. Comenzamos a bajar por una pista-sendero y no vemos ninguna señal. No estamos muy convencidos, pero seguimos hacia delante, descendiendo. Al de algo más de 500 metros nos topamos con una valla. ¡MIERDA! Nos hemos equivocado. Volvemos sobre nuestros pasos, sufriendo en la empinada cuesta que hace unos segundos bajábamos alegremente. Cuando llegamos arriba me acerco a confirmar que Jose había visto correctamente. ¡Cagüen… !¡No se que cojones habrá visto este hombre! ¡La señal indicaba claramente que teníamos que seguir de frente!

Camino que cogimos equivocado después del bar de Porciles. ¡Por ahí no!


Jose empieza a pasarlo mal en losconstantes sube y baja

  • Tras la cagada vamos mucho más atentos. Todos los cruces son examinados minuciosamente. Encima el terreno es cada vez más abrupto. Lo mismo te encuentras con una fuerte pendiente hacia abajo como una interminable cuesta hacia arriba. Esto es un rompe piernas. Y las fuerzas están empezando a flaquear… Menos mal que de vez en cuando pasamos junto a refrescantes riachuelos.

  • A mi el paisaje de esta ultima parte de la etapa me está pareciendo extremadamente bonito. Poco después del kilómetro 27 llegamos al alto de Lavadoira (806 metros de altitud). Aquí cogemos una senda a nuestra izquierda, en ocasiones herbosa, en otras terrosa, pero siempre fresca, que nos va a acercar en constante bajada hasta Pola de Allande. Desaconsejo bajar por carretera, ya que aunque también nos va a llevar a Pola de Allande, da un considerable rodeo.


Gau y yo en uno de los numerosos riachuelos que atravesamos

  • Antes de llegar a Pola de Allande pasamos por la bonita aldea de Ferroy. Estad atentos. Hay muchos perros sueltos. Demasiados para mi gusto. Y todos preparados para la gresca. Tuvimos que ser pacientes y atravesar la aldea blandiendo los bastones.


Estamos llegando a la aldea de Feroy

  • Final de etapa. Hemos recorrido 29,64 kilómetros. Estamos en Pola de Allande y lo primero que hacemos es acercarnos al albergue, que se encuentra a la entrada del pueblo. La puerta está abierta, pero no hay nadie. Somos los primeros. Previniendo lo que podría pasar más tarde, escogemos dos literas que se encuentran en una esquina y dejamos parte de nuestras pertenencias en ellas. El resto las guardamos en las taquillas que hay al otro lado de la habitación. Echando un rápido vistazo al albergue vemos que es correcto. Esta limpio, lo cual es un punto muy favorable después de la experiencia de la noche anterior.

  • Son algo más de las 3 de la tarde. Vamos al centro en busca de un sitio para comer. La amable señora que nos había atendido en el bar de Porciles nos había aconsejado el restaurante Lozano, así que directamente preguntamos por él a una señora del pueblo.

  • El restaurante tiene una zona de barra con mesas a la entrada, y el comedor, se sitúa al fondo. Como lo mas normal es que en el comedor no nos dejaran entrar con Gau, preguntamos si podríamos comer en estas mesas de fuera con la perra a nuestros pies. Su respuesta es afirmativa, así que no tardamos ni dos segundos en sentarnos en la mesa de la esquina, la más apartada, dándole las gracias.

  • Después de comer volvemos al albergue. Ahora hay algo de gente. Las chicas madrileñas también han llegado. Y los italianos del primer día… Parece que todo el mundo va a dormir aquí. Nos colocamos en nuestra zona y esperamos, aprovechando para descansar, a que llegue el hospitalero para explicarles nuestro caso.
 
Jose refresca los pies
  • A media tarde llega el hospitalero. Yo, mientras tanto, he aprovechado para hacer la colada. Un par de calzoncillos, un par de nikis, un par de camisetas y un par de pantalones cortos. Ya no me quedaba demasiada ropa limpia y el día soleado era un aliciente para poder ponernos al día. Mientras la gente se va dando de alta en el albergue espero mi turno con mi carnet y el de Jose. Le dejo que descanse un rato. La etapa ha sido algo dura. Cuando llega mi turno y le pregunto al hospitalero por la posibilidad de dormir con la perra en el albergue, antes de que este pueda contestar, las chicas madrileñas me echan un pequeño capote. Interceden a mi favor contándole a este simpático hombre que Gau es muy buena, que ya han dormido un par de noches con ella y que no se nota ni que está allí. El hospitalero se rie y me dice que, si nadie se queja, puede dormir en la esquina en la que estamos, a nuestros pies. ¡BIEN! Por ahora no nos estamos encontrando con demasiados problemas. La gente es transigente.

  • Saboreando la buena noticia, salimos a dar un paseo por la zona del río. La tarde es fabulosa. Buscamos una zona en la que poder bajar al cauce y nos remojamos los pies. ¡Que placer…! El frescor del agua de los arroyos de montaña son la mejor medicina para unos pies cansados. Te revitalizan
 
Un pescador prueba suerte en busca de truchas en el río Nisón, que atraviesa Pola de Allande


De relax. La tarde invita a ello

  • Decidimos acercarnos a tomar un cacharro a algún bar. En las terrazas se está de maravilla. Mientras Jose vuelve al albergue para afeitarse antes de cenar, yo me quedo con Gau dando una vuelta. Allí me encuentro con la pareja de suizo/españoles que ya conocíamos. Me tomo algo con ellos y charlamos un rato. Resulta que el hombre, ya jubilado, regenta un albergue de peregrinos en Suiza. Son una pareja agradable.

  • Cuando Jose vuelve volvemos al restaurante Lozano. Nuestra intención es cenar allí viendo la primera parte del partido de Champions league entre el Bayern de Munich y el Barcelona. El bar está bastante lleno, pero aún así podemos sentarnos en una mesa. Comemos un par de raciones acompañadas de un par de cervezas y vemos la primera parte. Gau come alguna que otra raba. Justo antes de salir la pobre vomita. La raba es demasiado larga y le ha dado arcada. Como siempre que hace algo así, se tumba mirando al suelo, sintiéndose culpable. Pido un par de servilletas y recojo rápidamente lo que ha echado. Menos mal que no es mucho. Lo recojo sin problema, lo saco a la calle y lo tiro en un contenedor. Hay que intentar no dejar rastro para que los dueños no se sientan ofendidos.

  • Acaba la primera parte, pagamos y nos vamos del local. Agradecemos su atención y nos volvemos al albergue. Son las 10 menos cuarto y mañana hay que volver a madrugar. Jose va volviendo al albergue mientras yo me acerco rápidamente a unas campas que hay cerca del río para que Gau haga sus últimas necesidades. Las hace rápido y volvemos al albergue.


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